Las altas capacidades no tienen que suponer irremediablemente dificultades de índole emocional más frecuentes que en la población general. No obstante, en ocasiones pueden sobrellevar problemas emocionales, sociales o comportamentales, asociadas o no al aprendizaje, que van a requerir una intervención psicoterapéutica y, por lo tanto, una atención especializada (Carreras, Castiglione y Valera, 2012).

Estas dificultades en la esfera psicológica pueden estar relacionadas tanto con experiencias externas de desajuste en el entorno como con la experiencia interna asociada a las altas capacidades.

En cuanto a la primera, estos niños/as pueden sentirse con frecuencia incomprendidos, rechazados o fuera de lugar al no compartir los mismos intereses que sus iguales o al percibirse diferentes a ellos; además de recibir constantemente etiquetas de “empollones”, “pedantes”, “respondones”, “autosuficientes”, “perfectos”, “genios”, “bichos raros”, entre otros, que calan y ahondan negativamente en el autoconcepto y la autoestima de estos niños/as y les obliga a poner en marcha estrategias de supervivencia que les aporte aceptación, asumiendo con gran malestar interno el coste que tienen (Albes et al., 2013). Además, estas situaciones, muchas veces producidas por falta de información, sensibilidad y tolerancia y por juicio y estigma social, contribuyen a perpetuar actitudes y expectativas desajustadas por parte del entorno cercano que se traducen en más presiones y exigencias hacia ellos.

Debemos entender que lo más importante para cualquier niño/a es obtener la aceptación y la consideración positiva de las personas de referencia. Tanto es así que, para lograrlo, estarán decididos y dispuestos a hacer cualquier cosa al precio que sea, aun cuando suponga restringir y anular partes de sí mismos. Así es como emprenden estrategias con el fin de ser aceptados que ponen en riesgo su bienestar psicológico, bien poniendo a disposición de sus compañeros/as sus capacidades y necesidades intelectuales y creativas, autolimitándose intelectualmente y disminuyendo su nivel de aprendizaje para igualarse a los compañeros, amigos o hermanos y sentir mayor aceptación; o bien, desarrollando actitudes y conductas desafiantes como llamar la atención, molestar e incordiar o hacerse el gracioso para acercase a ellos e integrarse al grupo de una forma forzosa (Albes et al., 2013; Carreras et al., 2012). Otros/as, en cambio, no se asocian con iguales y se alejan de ellos porque sus intereses son tan diferentes que prefieren desplazarse y permanecer aislados socialmente. Hay que entender que, aunque son estrategias desarrolladas para sobrevivir y adaptarse en el entorno, todas ellas conllevan una fragmentación personal, un gran malestar emocional y déficits de socialización que deben ser tomados en consideración cuanto antes mejor para intervenir reconstruyéndolas y sanándolas.

Acerca de las dificultades asociadas a la experiencia interna de altas capacidades, éstas tienen que ver con:

  • La disincronía evolutiva que estos niños y niñas sufren de acuerdo con su capacidad intelectual superior a la esperada por su edad cronológica, pero no acorde con su competencia social y emocional. Así suelen tener una menor madurez emocional frente a un elevado desarrollo intelectual que puede llevar en algunas ocasiones a la inadaptación personal y social y conflictos internos.
  • Las habilidades especiales y sus características emocionales que tienen que pueden sentirse como un problema o una limitación; tales como tener una elevada intensidad emocional, un desarrollo moral y del sentido de justicia marcado desde pequeños, independencia de creencias y opiniones interpretado como obstinación o rebeldía, rigidez e inflexibilidad, hipersensibilidad a la crítica respecto a sí mismos/as y con los demás, baja tolerancia a la frustración, perfeccionismo interno elevado, curiosidad, inquietud, impaciencia e impulsividad (Albes et al., 2013; Carreras et al., 2012). Estas características inherentes pueden contribuir a crear o mantener sentimientos polarizados y confusos respecto a sus habilidades y capacidades trayendo mayor incomprensión y rechazo interno y externo.

De todas y cada una de estas situaciones, pueden derivarse problemas de ansiedad, depresión, aislamiento social, sentimientos de incomprensión y baja autoestima, fracaso escolar, déficit de habilidades sociales u otras dificultades psicoemocionales y sociales que deben ser atendidas terapéuticamente en forma de psicoterapia individual y/o grupal. Del espacio y experiencia terapéutica y de la construcción de un vínculo emocional con el/la terapeuta que aporte seguridad, comprensión empática y aceptación se producirá el cambio, trabajando en ayudar al niño/a a descubrirse, verse, comprenderse y aceptarse desde la lógica de sus propias emociones, necesidades, habilidades y conductas. Así tendrá más recursos para poder ir ajustando sus expectativas y exigencias a la realidad, reforzando su autoconcepto y su autoestima y reorganizando sus estrategias de afrontamiento para orientarse hacia el crecimiento de una forma más integrada, sana y amorosa.

Durante todo el proceso se arropará y acompañará también a la familia del niño/a con altas capacidades para ayudarles a comprender y adaptarse a la situación, recogiendo empáticamente sus preocupaciones y temores y sus dudas e inquietudes. Es importante tener en cuenta a los hermanos o hermanas del niño/a identificado con altas capacidades para que no se sientan ignorados, amenazados ni inferiores por tener unas capacidades normales, así como atender también a sus necesidades y temores que pueden surgir de la situación (Garcerán, 2019).

 

Referencias bibliográficas

  • Albes, C., Aretxaga, L., Etxebarria, I., Galende, I., Santamaría, A., Uriarte, B. y Vigo, P. (2013). Orientaciones educativas. Alumnado con altas capacidades intelectuales. Donostia-San Sebastián: Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco.
  • Carreras, L., Castiglione, F. y Valera, M. (2012). Altas Capacidades intelectuales. La asignatura pendiente. Barcelona: Horsori Editorial.
  • Garcerán Sáez, Mª del C. (2019). Altas capacidades, educación y orientación familiar. Almoraima. Revista de Estudios Campogibraltareños, (50), 159-172.