María Fernanda en el Tibidabo, Barcelona (ampliar imagen)

«Formarse en Psicoterapia Humanista es poner en sintonía lo que aprendo, lo que hago y lo que siento dentro de un camino de libertad con plena consciencia de la responsabilidad que eso conlleva.» Así de claro lo explica Maria Fernanda Cruz Llera, alumna mexicana del Máster del Instituto Carl Rogers durante el curso 2018/19

Me llamo Maria Fernanda Cruz Llera y tengo la Licenciatura en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es sabido que en cualquier escuela psicológica preponderan las corrientes Cognitivo conductual y Psicoanálisis; en mi caso fue hasta el final de la carrera que un profesor habló de la Psicología Humanista. Eventualmente comenzó mi interés por conocer más, así que me inscribí en un diplomado de Desarrollo Humano en FES Iztacala. Esa decisión cambió la perspectiva que tenía acerca de la carrera, pues si pudiera describir en pocas palabras mi experiencia, diría que la psicoterapia humanista marcó un antes y un después en mi vida, ya que no sólo aprendí técnica y teoría que me ayudaría como profesional, sino también una manera de ser que enriqueció la manera de vivirme y sentirme.

En ese punto, no había otra opción más que la de continuar descubriendo esa nueva forma de trabajo terapéutico más afín a mis valores y aspiraciones, así que comencé la búsqueda para seguir profundizando; además, por sugerencia del profe quien mencionó el Instituto Carl Rogers en Barcelona y haber visto que los ejes principales del programa eran Terapia Centrada en la Persona y Gestalt, me dije -eso es, he llegado-. Y por último, lo que me convenció elegir el Instituto fue la atención brindada, porque resolvieron mis dudas y por ser muy accesibles para proporcionar los documentos necesarios que como todo estudiante extranjero necesitamos juntar para conseguir la visa de estudiante.

Pero, ¿por qué Barcelona? Pues es simple, tuve la loca idea de salir de mi país y ver qué más había por aprender y si en Barcelona se encontraba la formación de mi interés… esto no era para pensarlo, esto fue para aprovecharlo y tomarlo; y aunque sigo manteniendo que es una locura hacerlo ya que dejar mi país, casa, familia y amigos llegó a ser difícil, ¡no me arrepiento de nada! He hecho nuevos amigos, he sido acogida por familias de otros, me he acostumbrado a saludar con dos besos en vez de uno, me adapté al clima, al transporte público, a caminar por las calles tan organizadas, a dejar la gastronomía mexicana tan sabrosa y abundante para cambiarla por los platillos locales que si bien son muy diferentes, me he llevado gratas sorpresas al paladar. De igual manera, he reafirmado mis raíces, aprendí a valorar más mi cultura, mi familia y la calidez de las personas.

Todo este proceso de reencontrarme ha sido acompañado por los formadores del Máster en Psicoterapia Humanista, que con su presencia, su calidez, su escucha activa y su manera de enseñar a través del ejemplo, es que me siento con toda la confianza de recomendarles esta formación. Una formación que es teórica (prepárate para leer mucho) y vivencial (prepárate para un nuevo comienzo y una revolución interna); esto último es lo que más me ha gustado, poner en sintonía lo que aprendo, lo que hago y lo que siento dentro de un camino de libertad con plena consciencia de la responsabilidad que eso conlleva y que abre todo un abanico de posibilidades, tanto para los clientes como para mí siendo psicóloga y ser humano.

Así que si notas que algo te llama, sientes un cosquilleo dentro de ti y que hay muchas dudas… no lo pienses, aprovéchalo y tómalo.