La Psicología es una carrera que, en la actualidad, es más estudiada por mujeres que por hombres. Pero lo cierto es que durante mucho tiempo fue una profesión ejercida exclusivamente por hombres. Y si pensamos en autores en este ámbito, seguramente se nos venga a la cabeza una larga lista de nombre masculinos. Hoy en día, pocos manuales de historia de la psicología incluyen nombres de mujeres entre sus páginas, a veces irreconocibles u ocultos bajo iniciales, otras como nombres de ayudantes de «categoría inferior», o bien bajo apellidos que se duplican dando a entender la autoría de un matrimonio donde sólo se termina reconociendo la parte masculina.

Con motivo del Día Internacional de La Mujer queremos rendir un pequeño homenaje a esas mujeres influyentes en el campo de la Psicología por sus contribuciones, pero también por sus experiencias y por las situaciones diferenciales que vivieron provocadas por las políticas de género. Aunque son muchas más, desde el Instituto Carl Rogers hemos elegido a 5 de la más

Virginia Satir

Virginia Satir, su curiosidad le llevó a prender a leer por sí misma a los tres años y a los nueve había leído todos los libros de su pequeña escuela rural. A los 5 años se convirtió en una «detective infantil para investigar padres». Ella misma explicaría que «no sabía exactamente qué buscaría, pero me di cuenta que mucho sucedía en las familias de lo que era evidente».​

Una de las aportaciones más novedosas de Satir fue que «el problema presentado pocas veces es el problema real, en tanto que la forma que tiene la gente de encarar el problema presentado es la que crea el problema real».​

Otro de los ámbitos en el que hizo importantes aportaciones fue acerca de los problemas particulares generados por baja autoestima en las relaciones.

Mary Ainsworth

Mary Ainsworth, psicóloga canadiense que, junto a John Bowlby, desarrolló una de las teorías psicológicas que más han ayudado a comprender el desarrollo social temprano: la teoría del apego.

La vida de Ainsworth no se limitó únicamente al estudio, ya que al terminar su formación, se unió al cuerpo de la Armada de Mujeres Canadienses, pasó cuatro años en el ejército y alcanzó el rango de Mayor.

El acceso a los estudios académicos, a la investigación, al mundo laboral… parecía no ser demasiado compatible con las labores domésticas y, en consecuencia, de esposa y madre que eran las que dictaba la sociedad. Sepuede considerar a Mary Ainsworth como una de la precursoras de los programas de conciliación laboral para las madres.

Como mujer investigadora, sabía que su labor no solo podía quedar relegada al estudio, había algo que reivindicar, algo que podría ayudar a muchas mujeres en el futuro para que, como ella, pudieran elegir su camino. Así, nos encontramos ante una científica que se interesó por aspectos de la mujer que la psicología dejaba a un lado.

Laura Perls

Laura Perls, nacida en agosto de 1905 en Pforzheim, Alemania, se convirtió en destacada psicóloga y psicoterapeuta, y  ayudó a establecer la escuela Psicoterapia Gestalt.

En 1930 se casó con Fritz Perls. Fritz fue quien tuvo las intuiciones básicas de la «nueva terapia», a menudo como reacciones hostiles contra sus maestros. El principal aporte de Perls consistió en sentar las bases domésticas y culturales. Aunque no pertenecía a la profesión médica, era mucho más culta que Fritz. Aparte de aprender psicología y psicoanálisis, había estudiados los clásicos en un Gymnasium y filosofía moderna (Husserl y Heidegger). Leía griego y latín, sabía literatura y música, era bailarina y madre.

Mujer independiente; tras diecisiete años de matrimonio con un hombre que era «una mezcla de profeta y atorrante», había aprendido a cuidarse sola. «Vivíamos en mundos paralelos –decía Fritz- con relativamente pocas experiencias límite de peleas violentas y de amor». Ella nunca lo contradijo.

Con ella, el mundo de la Terapia Gestalt perdió una de sus entusiastas más coherentes cuyos pilares terapéuticos eran el » compromiso», el «apoyo» y el «dar-y-recibir».

Anna FreudAnna Freud

Anna Freud fue una psicoanalista austríaca de origen judío. Nació en Viena en el año 1895, y fue la última hija del matrimonio formado entre Sigmund Freud y Martha Bernays. Anna se sentía un tanto inferior, pero era una niña valiente y tenaz. En su familia esperaban que solo los varones se dedicaran a estudiar. La implicación de Anna Freud con el trabajo de su padre comenzaría cuando ésta tenía catorce años.

Completó sus estudios de pedagogía, convirtiéndose en maestra, profesión que ejercíó en el Cottage Lyceum entre 1914 y 1920, durante la Primera Guerra Mundial, y es en ese mismo período cuando Anna Freud deja de trabajar como institutriz y decide dedicarse al psicoanálisis. En concreto, se dedicó al psicoanálisis con niños y niñas.

Melanie Klein

Melanie KlainMelanie Klein (Viena, 30 de marzo de 1882-Londres, 22 de septiembre de 1960) fue una psicoanalista austriacobritánica, creadora de una teoría del funcionamiento psíquico. Hizo importantes contribuciones sobre el desarrollo infantil desde la teoría psicoanalítica y fundó la escuela inglesa de psicoanálisis.

Fue la última de los cuatro hijos de Moriz Reizes y Libusa Deutsch, ambos hebreos, descendientes de familias de rabinos. Sin embargo, fue educada de manera liberal, sin imposiciones religiosas.

Melanie, tras tener que dejar de lado su intención de estudiar medicina a causa de su noviazgo con 17 años y casamiento a los 21 (contrajo matrimonio el 31 de marzo de 1903), estudió Arte e Historia en la universidad de Viena, pero sin llegar a graduarse en nada.

Su acercamiento al psicoanálisis fue por razones terapéuticas personales, dado que aquejaba intensas y prolongadas depresiones, teniendo incluso que ser ingresada en diversas casas de salud por este motivo. Sus estados depresivos estaban de alguna manera conectados con su fracaso matrimonial, acusándose tras la muerte de la madre, con la que había mantenido una relación muy ambivalente. Parece ser, en todo caso, que fue decisivo en su búsqueda del psicoanálisis la lectura del ensayo freudiano Sobre el sueño cuando ya vivía en Budapest y habían nacido sus tres hijos.

Como señalan Scarborough y Furumoto, «a pesar de su presencia en el pasado histórico, las mujeres psicólogas han sido un secreto muy bien guardado en la historia de la disciplina.»